Tuesday, September 9, 2014

" TENGO SANGRA ANDINA Y SOY CAMINANTE DE LAS ALTURAS".

" TENGO SANGRA ANDINA Y SOY CAMINANTE DE LAS ALTURAS".  

 

Por Ruth Montoya: - "Estos párrafos salidos del corazón se los dedico a mi pueblo de CORCULLA y a todos los pueblos de mi país que tienen SANGRE AND INA". -     DESDE CORCULLA DONDE NACEN TODAS LAS NOTICIAS.  Perú, 28 de agosto 2014,

 

 
1.00 PRESENTACION
DE EDUARDO NARREA 
"EL CACIQUE DE LOS ANDES":
DEAR,  MRS. RUTH MONTOYA, CON TU PERMISO HE COPIADO DEL FACEBOOK  TUS LINDOS PARRAFOS Y  LAS FOTOGRAFIAS DE TU LLEGADA AL PUEBLO DE TUS AMORES, ES UN ACONTECIMIENTO MUY IMPORTANTE Y LO HE PUBLICADO CON TUS MISMAS PALABRAS SIN CAMBIAR TU  OBJETIVO PRINCIPAL.  AL LEER LOS PARRAFOS  SENTI QUE ELLOS BROTARON  DE LO MAS PROFUNDO DE tu ALMA,  ME PARECIERON  MUY APROPIADAS PARA LOS QUE LLEGAMOS DE OTRO CONTINENTE A VISITAR LA TIERRA DE NUESTROS ANCESTROS, ELLA ESTA LLEGANDO DE ITALIA A VISITAR A SUS FAMILIARES DE SU TIERRA NATAL de CORCULLA.  Y ESCRIBIO  ESTA CUASI POESIA  QUE ES TODO UN HIMNO A LA PERUANIDAD



2.00  TENGO SANGRA ANDINA Y SOY CAMINANTE DE LAS ALTURAS.















TENGO SANGRE ANDINA Y Soy caminante de las alturas, 
 hasta mi pueblo llegando estoy. 
ALLI  vivo cerca de las montañas, del CIELO, y del SOL.
Traigo colores del arco iris con la whipala de mi nación.
Llevo en mis VENAS la sangre andina, 

 es la savia eterna de todo mi ser. 
Soy CORCULLINA RAZA DE BRONCE, FUERZA Y AMOR . 
EN LAS ALTURAS  SOY
como el  GARBOSO CONDOR que vuela ALTIVO,

nací en los Andes sagrado hogar.
La PACHAMAMA, el TAITA INTI,  son nuestros padres 
 y ellos nos dan valor. 
en MIS fotografías CAPTO  el mensaje DE MI PUEBLO
 QUE SON CLARAS  como las aguas de la altitud,
con mis QUENAS replico la voz del viento
con la GUITARRA llego a tocar el corazón de mi pueblo.
El APU WASICHALLAY me vió nacer, jugar ,correr toda mi infancia,

recuerdo un patio, un huerto, rodeado de wawillay, eucaliptos,
y un histórico molle que hasta hoy existe,
SON LOS PALENQUES DE MI PASADO
cómo ha pasado el tiempo, 
hasta se está cayendo a pedazos, 
 pero, el recuerdo sigue vivo, 
 las remembranzas vuelan, vienen
 y no se detienen,
 añoro mi pasado, ...........
Foto de Eduardo Narrea.


 




  •  
     

Sunday, August 17, 2014

EL MISTERIO DE LOS APUS, por Alfonsina Barrionuevo

domingo, 17 de agosto de 2014, diario El comercio,  Peru.

EL MISTERIO DE LOS APUS       

Los Apus me buscaron desde mi niñez y no lo supe hasta 1996 cuando Ciprián Amézquita quiso llevar a Kukuli a la “mesa” de Mario Cama, altomisayoq de Q’atqa, Cusco. En principio yo no iba a ir pero todo se arregló de tal forma que viajé un sábado para regresar el próximo lunes. Creí que no los vería.

Kukuli tenía programado su viaje para el viernes. Yo llegaría al día siguiente a las siete de la mañana. El despegue del avión se retrasó por la neblina y llegué a las nueve. Kukuli ya salía a buscar caramelos granizo y galletas estrella ¿Dónde se vendían? Los Apus ya se habían ido. Debía volver el lunes pero mi vuelo estaba reservado para las siete de la mañana de ese día. Tenía que trabajar. Los domingos Cama descansaba y los Apus se iban al cielo para dar cuenta Dios de lo que habían hecho durante la semana. No los vería.

Para mí eran un misterio. Los Apus son los cerros y nevados. ¿Sería cierto que podían hablar como la gente?
 Hacía tiempo que me habían comentado de “los papitos” y de “los ángeles”. ¿Qué eran unos y otros? No les había prestado mucha atención. Entonces ya estaba en las vísperas porque Amézquita consiguió que el altomisayoq y ellos me recibieran con exclusividad.

Poco a poco comencé a recordar hechos extraños. En una comisión periodística en Huancavelica sentí que si los cerros querían romper los cristales del balcón de mi dormitorio en el hotel para entrar. Su energía era tan fuerte que sentí temor. Qué tal si lo hacían?.

En Huancavelica me contaron de un cerro que tenía dos manantiales. Uno caliente de color rojo. como un ojo de sangre. Otro frío,  con cristales de agua donde se reflejaba la luz. Si alguien trataba de subir al cerro sin pagar se cansaba y no podía llegar a su cima. El cerro se trepaba sobre sus espaldas. ¿Cómo se le pagaba? Lo sabría mucho después.

En mi libro “Hablando con los Apus” cuento nuestro encuentro. Si pueden no dejen de leerlo. Está en las librerías.      
  


RIMAQ: EL ORACULO DE LOS LIMEÑOS
         
Aún se dice que Lima es la “ciudad del río hablador”, por aquello de que rimaq en qechwa quiere decir “el que habla”. Pero, este es un error. Basta verlo para apreciar que es un río que habla poco. Débil en los meses de invierno,  bullicioso cuando engrosa sus caudales en verano, ha sido siempre un río más o menos  tranquilo, sin rocas ocultas donde pudieran chocar sus aguas, sin caprichos ni gran temperamento. Río recogido en el claustro de su cauce donde muy pocas veces murmura.
Cuando llegaron los españoles el Rímac era un río de agua dulce, de remansos, maternal en cierto modo, cargado de abundantes camarones y peces, que en la lengua nativa recibía más bien el nombre de mamaqmayu por los carrizales de este nombre que aún abundan en sus orillas cuenca arriba. Ellos, por dificultades de pronunciación, le quitaron la “r” inicial y comenzaron a llamar al valle limaq, por estar la ciudad que fundó Francisco Pizarro en sus orillas y después acabaron con la cola, dejándolo en Lima como hoy se conoce.

En 1586, cuando el corregidor Diego Dávila Briceño, redujo los doscientos pueblos pequeños que había en toda la región a sólo 39, los ubicó en los lugares que le parecieron más aparentes. Los nuevos pueblos integraron cinco repartimientos. El cuarto, fue el de Chaklla que tuvo como asiento las riberas de los ríos Mamaqmayu y Chaklla.
El nombre de Lima no tiene, pues, relación con el río cuya verdadera nominación fue ignorada. Su origen estaría unido más bien a la magia y la leyenda de una wank’a, “piedra sagrada” de forma aparentemente redonda que decía oráculos en el valle en épocas lejanas. Este era el oráculo, el famoso rimaq, esto es, “el que habla”, que según los cronistas de la conquista respondía a cuantas preguntas le hacían diciendo a unos y otros lo que debía hacer o lo que  iba a suceder.

Esta wank’a fue muy respetada por los pueblos de la costa y aún de la sierra y la selva, que escuchaban con respeto su palabra profética. Tanto prestigio tuvo y se hacían tantas lenguas sobre su poder que hasta los Inkas, reconociendo  sus cualidades de videncia hicieron un pacto con sus pacíficos kurakas o reyezuelos, en lugar de tomar la región por las armas. El general Qhapaq Yupanki, hermano del Inka Pachakuteq, entró en el valle no sólo como amigo sino en condición de aliado ofreciendo a sus pobladores incluir a la piedra que hablaba entre sus protectores a cambio de que sus habitantes consideraran en correspondencia como padre al Sol, “que por sus beneficios, su hermosura y resplandor, merecía también formar parte de su familia.”

Según se dice el primer miembro de la nobleza que recurrió al oráculo en busca de consejo fue el príncipe heredero Inka Yupanki, quien le preguntó si tendría éxito en la conquista del señorío chimu. La wank’a contesto que volvería victorioso lo cual le holgó enormemente.
Hasta la fecha no se sabe dónde estuvo. La estudiosa María Rostworowski dice que tal vez tuvo su asiento en lo que hoy son los Barrios Altos. El tradicionista Ricardo Palma observó que en una de sus calles hay una piedra horadada  que sobresale de una acera y la relacionó con el diablo que huyó por allí cuando se acercaba la procesión del Santísimo y no tenía cómo desaparecer. En realidad puede ser la parte superior de un intiwatana o altar solar que puede ser rescatado.

Parece también que en alguno de los lugares sagrados de los antiguos limeños estuvo un tronco de lúkumo diestramente tallado con dos personajes, hombre y mujer como en el Obelisco Tello chavin. Habría sido un conector de los que usaban para que la tierra hiciera contacto con el cosmos energizando el valle. Al arribar Pizarro fue trasladado a Pachakamaq, la gran ciudad santuario de barro y piedra.

Al parecer no es el mismo que describe el cronista español Miguel de Estete como “una horrible figura de palo que estaba en una habitación oscura, hedionda, por las sustancias resinosas que allí se echaban, la grasa que se había quemado y la sangre en descomposición de las víctimas de los sacrificios (no necesariamente humanas). Estete escribe que su capitán, Hernando Pizarro, lo arrojó temerariamente al suelo y que nadie protestó, como si hubiera perdido todo su poder. Muy lógico si se tiene en cuesta que tenía otra función diferente a los ídolos de Occidente.

De hecho este personaje doble, masculino y femenino no es el legendario rimaq.  El tronco tallado está en el museo de sitio de Pachakamaq, en una sala especial, protegido del mal tiempo y el polvo. También es una reliquia del siglo dieciséis la puertecilla de conchas que daba acceso a la habitación donde habría estado según Estete.
De acuerdo a las investigaciones de las últimas décadas sobre la cosmovisión andina están comenzando a cambiar una serie de interpretaciones acerca de cómo funciona  el mundo andino en una tetralogía. Hanaq Pacha, el cielo o cosmos; Kay Pacha, la tierra en que vivimos; Ukhu Pacha, la tierra de adentro y Tukuy Pacha, todo.  

En esta parte de América no existieron dioses como en el resto del mundo. Los peruanos milenarios tuvieron un estrecho contacto con la naturaleza y consideraron a sus elementos como parte de una gran familia en la cual ellos estaban incluídos. Hasta ahora en las comunidades campesinas se sigue tratando a la tierra, Pachamama, como una madre que alimenta a sus hijos; al sol, Apu Inti, como un padre que calienta sus huesos y los hace fuertes; a la luna, mama Killa, como una madre cósmica responsable de las mareas y otros fenómenos; al mar como Mamaqocha; a los cerros como los Apus, entes tutelares y así hasta la piedra, Mamaqaqa.  

          Alfonsina Barrionuevo

Thursday, August 14, 2014

ANTES DE LA TORMENTA y tempestad en los andes.



Jueves 14 de agosto del 2014 | 10:32

Un documental sobre la primera esposa de Abimael Guzmán

Josefin La Torre, sobrina de la primera esposa de Abimael Guzmán, devela la verdad de su tía en “Tempestad en los Andes”


FERNANDO VIVAS, periodista
Tras ver “Tempestad en los Andes”, la frase “Hacerse el sueco” me resulta más injusta y ofensiva que nunca. Mikael Wiström, director sueco de “Tempestad en los Andes”, y su protagonista, Josefin Augusta La Torre, confrontan, con valentía, las verdades más trágicas del Perú. 
 
Foto


   Las excepcionales fotos que IDL-Reporteros publica ahora fueron tomadas hace 50 años en Ayacucho. Son las de la discreta boda civil del entonces joven catedrático Abimael Guzmán Reynoso, con Augusta La Torre Carrasco en la casa de los padres de esta, en el jirón Tres Máscaras, en Ayacucho.
De varias maneras esta reservada boda provinciana, en la casa familiar de los La Torre, marcó la historia futura de la nación. La pareja de esposos, que no tuvo hijos, se dedicó por entero a organizar la insurrección de Sendero Luminoso y a conducirla durante sus años más cruentos. En algún momento, sin embargo, hubo una confrontación ideológica en la pareja, cuyas razones y proceso no están todavía claros, al que siguió la muerte de Augusta La Torre hacia fines de 1988, 24 años después de tomarse estas fotos.
Quien las tomó era un estudiante de 17 años, hijo del gran fotógrafo ayacuchano Baldomero Alejos, y fotógrafo en ciernes él mismo: Wálter Alejos.
En el texto que sigue, fragmento de un capítulo de sus memorias, Wálter Alejos, quien luego llegó, entre otras cosas, a ser congresista por Ayacucho, cuenta cómo tomó esas fotos y cómo las volvió a encontrar muchos años después, de las manos de un cineasta sueco, Mikael Wiström, quien llegó al Perú acompañando a una joven compatriota suya, a quien de niña le habían hablado mucho de su tía Augusta y que vino a enterarse de la vida de esta sin saber la dura experiencia emocional que la aguardaba.
El documental, “Tempestad en los Andes”, dirigido por Wiström producto de ese viaje al pasado de la familia y de la más trágica historia del Perú, se estrenará el 10 de agosto en el 18 Festival de Cine de Lima.
Antes de la tormenta

Ayacucho, febrero de 1964. Matrimonio de Abimael Guzmán y Augusta La Torre.

A continuación, el relato de Alejos, sus fotos.

Testigo de una boda

Eran las 11 a.m. del día 3 de febrero de 1964, una mañana muy parecida a los demás días con un sol maravilloso, un día tranquilo con poca gente en las calles, y la ciudad de Huamanga se mostraba casi desierta por cuanto los empleados  estatales no trabajaban, solo los escolares y universitarios caminaban en las calles y como en toda ciudad pequeña no había mucha actividad comercial, la gente aún permanecía en sus casas.
“Wálter, tienes que ir a tomar fotos a un matrimonio, de un profesor universitario que se casa, será una ceremonia civil muy reservada en la casa de la novia”, me dijo mi padre Baldomero. Y me comprometió de esta manera a hacer este trabajo que le habían solicitado, y luego  me indicó lo que debería hacer.
“Prepara la cámara y las bombillas de flash, toma un rollo nuevo y ve inmediatamente  porque la  boda estará por empezar”, fueron palabras dichas por el gran maestro, con autoridad y sencillamente  las acepté con alegría, porque además la fotografía me empezaba a  apasionar. “Bien papá,  me prepararé”, le respondí.
Creo que era la tercera o cuarta vez que salía a cubrir una ceremonia de casamiento. En todo el tiempo de trabajo al lado de mi padre había aprendido no solo a imprimir fotografías, revelar rollos sino también a tomar fotos  con la cámara portátil marca Voigtländer, de fabricación alemana. Cargué la cámara, verificando que disparaba correctamente y tomando un rollo más de reserva y 8 lámparas de flash, me fui muy rápido a la dirección que se indicó.
 

Novios, padres y testigos luego de la boda. (Foto: Wálter Alejos)
La casa de la familia de Carlos La Torre, hacendado huantino, estaba ubicada en el jirón Tres Máscaras número 312, a unas tres cuadras de la casa de mis padres. Era una casa de  adobe con estructura  colonial y de una sola planta. La entrada era un zaguán  con una puerta muy grande de madera  y de color nogal. Al llegar toqué la puerta, me abrió una dama y me preguntó que si yo era el fotógrafo. Le dije que sí, que mi padre Baldomero Alejos me había enviado a cubrir la ceremonia. La anfitriona me miró  y puso un rostro de  duda  sobre  mi capacidad y calificación y experiencia  de tomar fotos, dada mi juventud ya que no tenía más de 17 años. Probablemente esperaba tener a una persona mayor, con una gran cámara, vestido de terno y supuestamente más experimentado que yo. Mi  estructura física era  delgada  y solo estaba vestido con sencillez pero expresando  una gran disposición de tomar fotos y con  una gran sonrisa. “Pase usted,  lo están esperando porque en unos minutos ya debe empezar la boda”, me dijo con amabilidad.
Caminé  unos 10 metros y encontré a la mano izquierda un  corredor típico ayacuchano con unas columnas  decorativas de madera y con muebles  antiguos, e ingresé por  una puerta abierta a la sala de  estar de la casona, donde estaban  algunas personas  a quienes yo ya conocía de vista. El profesor universitario Abimael Guzmán, la señorita Augusta  La Torre, una mujer muy joven y agraciada, provista de una sonrisa muy dulce y amigable, quizá no tenía más de 18 años. El novio sí era una persona de mayor edad, robusto, no muy alto y con unos lentes  cuadrados y un cabello bien peinado. Además estaban los padres de la novia, el señor Carlos Rolando La Torre Córdova  y doña Delia Carrasco  Galdós; y dos personas más que eran los testigos y familiares muy cercanos a la familia La Torre: la señora Elia Cabrera Carrasco y Hugo Cabrera Carrasco.
Aún no había llegado el representante del alcalde de la ciudad y tuvimos que esperar  unos minutos hasta que finalmente llegó el señor Hildauro Amorín, que era el datario  del municipio, y a quien se le conocía por el sobrenombre de “cura sin sotana”, porque era el encargado de casar a todos los ayacuchanos.

Abimael Guzmán, Augusta La Torre y los padres de esta: Delia de La Torre y Carlos La Torre. (Foto: Wálter Alejos)
Había una mesa de tamaño mediano con un mantel blanco al medio de la sala, en la que se oficiaría la ceremonia y los asistentes no pasábamos de 8 personas, incluyéndome a mí y al señor Amorín.
Minutos después empezó la ceremonia y puse toda mi destreza para plasmar en la celulosa en blanco y negro las mejores  fotografías, considerando que solo tenía dos rollos de 8 fotos y 8 lámparas.

(Foto: Wálter Alejos)
Mientras  tomaba las fotos me preguntaba por qué no habían más invitados, si  el profesor tenía muchos colegas catedráticos y camaradas de su línea partidaria, y además la familia era pudiente con mucho  dinero proveniente de la explotación de sus tierras en la provincia de Huanta. Tratándose de una pareja interesante pensé que  esta boda debería contar con una concurrencia mayor; ¿por qué tanto hermetismo?, acaso porque no querían que  los ayacuchanos  se enteraran de este  matrimonio, o quizá la diferen
cia de edad entre los novios no estaba muy acorde con las costumbres de una sociedad tan cerrada y tradicional como la ayacuchana. No encontraba respuestas a mis preguntas.

Wálter Alejos, el joven fotógrafo de la boda.
Pero si algo me llamó la atención era que  no todos  estaban del todo felices. El doctor Guzmán estaba siempre serio y a menudo ensayaba una sonrisa pero que no era natural sino casi forzada, sería quizás porque estaba nervioso, como sucede a muchos novios en el momento de la boda. Quien se encontraba más contenta y feliz era la novia, aunque nerviosa, y que en todo momento mantenía una sonrisa natural, que armonizaba  con su rostro de joven y su delgada figura.

Wálter Alejos fue elegido congresista por Ayacucho en 2001. (Foto: Roberto Gonzales/ Revista Velaverde).
Se dieron el sí, intercambiaron aros y firmaron los libros de matrimonio del municipio y el señor Amorín  les invitó a que se dieran un beso. Los  pocos asistentes lanzaron una voz de exclamación y les brindaron un sonoro aplauso, dando voces de alegría y parabienes a los recién casados. Logré tomar las 8 fotos y ya no tenía bombillas de flash para  más tomas, esperando quizá tomar fotos grupales a la luz del día en el pequeño jardín, pero al no mostrar una mayor interés por más fotos, consideré oportuno dar por concluido mi trabajo. Recuerdo que pasaron una copa de champán y unas galletitas semi dulces y se brindó por la felicidad de los novios. Terminado todo el acto ceremonial,  felicité a los recién casados, a los padres  y  los dos familiares, les pedí permiso para retirarme y abandoné la sala y caminando hacia

Monday, August 11, 2014

El último viaje del amauta.

10 de Agosto del 2014 a las 09:59:04

El último viaje del amauta













































Testimonio de Marcial Gutiérrez, quien trasladó restos de Arguedas a Andahuaylas

Por Cecilia Podestá
 
En el año 2004, Marcial Gutiérrez – quien era el presidente del club provincial de Andahuaylas– fue acusado de profanar la tumba de José María Arguedas, uno de los más grandes escritores de nuestro país y representante de la literatura indigenista. Su objetivo: enterrar al amauta en su ciudad natal en medio de una gran ceremonia. Él estaba convencido de que solo en su tierra descansaría en paz. Diez años después nos brinda una tarde para contar detalles de ese último viaje con la policía detrás, con órdenes del Poder Judicial, bajo amenazas, con un pueblo esperando, y una comparsa lista para el llanto y asistir a un entierro después de 35 años y dos exhumaciones.
1
Marcial Gutiérrez es un hombre mayor, camina lento y se acomoda un pequeño sombrero de paja dentro del Club Departamental de Apurímac en la avenida Brasil donde me recibe dispuesto a responder preguntas y a volver sobre la caravana que dirigió entre ofrendas, violines y mucha prisa. “De todo me acusaron”, es lo primero que comenta cuando empiezo a preguntar. ¿Pero cómo se inicia este último cuerpo? En 1999 durante un encuentro de artistas andahuaylinos y celebrando los 30 años de la muerte de Arguedas en el Museo de la Nación, los asistentes se plantean el traslado de los restos del Amauta.
“Es un deseo que él compartió con su hermana Nelly. Es él quien le pidió a ella descansar ahí. Eran muy íntimos a pesar de haberse conocido ya de adultos. En las cartas que escribe Arguedas al alcalde Carlos Flores en los años 65’ y 67’, queda expreso su amor por su ciudad de nacimiento pues, por Andahuaylas”.
Durante algunos años, cada 19 de enero, fecha de nacimiento del escritor, Marcial, una comitiva de amigos y familiares asistieron al cementerio El Ángel para rendir un homenaje de aniversario. “Íbamos para recordar a nuestro escritor con los danzantes de tijeras, con música, arreglos florares… y cantábamos las canciones que al él le gustaban”, recuerda Marcial mostrándome una foto en la que el músico Máximo Damián toca el violín sobre la tumba del escritor. “Hasta el año 2004 lo hicimos con sus familiares presentes y especialmente Nelly su hermana quien nunca dejó de pedirnos que traslademos”.
La primera vez que lo enterraron después de su suicidio en 1969, su cuerpo descansó en un nicho hasta que su hermana junto a la cantante Alicia Maguiña reunieron fondos a través de conciertos para exhumarlo por primera vez. Compraron después un terreno en el mismo cementerio El Ángel y lo trasladaron a la tumba sobre suelo a la que iba Marcial Gutiérrez en romería.
2
Sybilla Arredondo, viuda del escritor, cumplía aun condena por terrorismo en la cárcel de Chorrillos. Solo ella podía autorizar el traslado de los restos. Su primera respuesta fue positiva, pero pidió tiempo. “Entonces nos enteramos que ella salió de la cárcel y se fue de frente a Chile. La llamé por teléfono, le pedí de nuevo la autorización y ella me responde que tampoco era el momento, que solo después de que triunfara la revolución… ya sabemos pues que ella tenía su pensamiento Gonzalo. Quedamos desolados, sobre todo porque la tumba estaba abandonada”.
Marcial Gutiérrez a pesar de todo decide consultar a asesores legales. La Beneficencia de Lima responde y define que al no estar Sybilla Arredondo en el Perú no podría intervenir. Nelly Arguedas fue más tajante. Ella tomó ese derecho además porque había exhumado antes el cuerpo de su hermano y a pesar de Sybilla. El trámite duró casi tres años mientras que en Andahuaylas se construía un mausoleo. Finalmente lo que facilita la autorización en el 2004 es que Arguedas no estaba considerado patrimonio cultural del Perú.
La Beneficencia hizo la exhumación el 25 de junio del 2004, muy cerca de donde se exhumaban también y en el mismo cementerio, los restos del historiador Jorge Basadre que partiría a Tacna junto a su viuda.
3
Lo que seguía era el gran retorno. La comparsa fúnebre de Arguedas pasearía por las universidades San Marcos y la Agraria de la Molina, también por el Congreso. Después de salir de Lima pasaría por Ica, Lucanas, Puquio, Abancay y finalmente Andahuaylas. Pero en medio de los preparativos llegó la carta notarial de Sybilla Arredondo, quien al no poder regresar al país nombra como su representante legal a su hija Carolina Teillier. Esta presentó un recurso de amparo que detiene la caravana a Andahuaylas. La fiscalía también saca una orden. Marcial Gutiérrez opta por otra forma de traslado -reservada, secreta- para evitar que la incautación de los restos.
“Pero el velacuy no se detiene.  Arguedas recorrió con sus danzantes más de 40 lugares en Lima. Nosotros anunciábamos que íbamos y nos recibían felices. Llevábamos al Amauta y lo recibían en cuerpo y alma”.
Pero la caravana debía ser silenciosa, el riesgo era grande, no solo por un posible encarcelamiento de dos años sino porque podrían volver a enterrar el cuerpo en Lima de manera secreta. La música fue bajando y el traslado pudo realizarse.
“No es como decían que habíamos violentado la tumba. Muchos grupos nos contactaron. Había mucha gente detrás. Lo único que no queríamos era un uso político. Y no le hicimos caso a ninguno. Fue lo que nos pidió la señora Nelly. Por eso nos dio el permiso, no solo porque era su hermana. Así que nos fuimos calladitos ya sin hablar con nadie”.
Para llegar a Andahuaylas y despistar a los que los seguían además de la policía, trazaron hasta tres rutas que imitaban cortejos fúnebres en los que los acompañantes del féretro viajaron con nombres cambiados. Era imposible claro, que pasaran los controles de los aeropuertos.
El 28 de junio el cuerpo de José María Arguedas llega a Andahuaylas en medio de la espera de todo un pueblo. El taytamóvil –el acondicionado carro de los bomberos- paseará su féretro por todo el pueblo y comunidades cercanas. El velacuy, la festividad mortuoria en la que se canta y ofrenda al muerto durante días recién empezaba.
4
“Todo el pueblo estaba ahí. Desfilaban niños. La gente del campo. Ha sido extraordinario, el féretro, músicos… la gente desfila, el alcalde, la señora Nelly que lloraba y lloraba sin parar, tan emocionada. Todas las noches hubo desfile, fiesta. Eso cambió a mi pueblo. Al alcalde le preguntaban quién era Arguedas y no sabía, pero hasta eso era anecdótico, porque Arguedas ha regresado a su ciudad cuando gobierna ya el primer alcalde netamente campesino: Julio Huaraca. Resolución o no, ¡de aquí no lo sacan!, dijimos y celebramos y bailamos. Hemos cantado. Las autoridades miraban no más. ¿Qué iban a hacer?”.
El entierro fue el 4 de julio. Su tercer entierro -me corrige Marcial. José María Arguedas fue enterrado en una paqcha, que es igual a decir una caída de aguas que forma un monumento en su honor. Lo que más sorprendió a todos es que la helada no caía desde hacía años y esa tarde y toda la noche cayó el granizo sobre el pueblo, sobre el féretro, sobre las ofrendas, y los cantos y llantos de los jarawis.
“Todos cargaron el cajón, incluso las mujeres que vistieron prendas típicas para dejar las ofrendas. Los músicos Jaime Guardia y Máximo Damián estuvieron ahí junto a su maestro, llorando, despidiéndolo. Ese día la señora Nelly Arguedas también fue homenajeada por todo Andahuaylas, a ella va todo nuestro agradecimiento, sin ella no podríamos haber llevado los restos del escritor a su tierra.  Era increíble”, recuerda muy emocionado Marcial Gutiérrez, quien partió hacia su tierra con los huesos del Amauta y para enterrarlo entre la música, el granizo y la tierra que iba cubriendo el féretro como una lluvia que depara esos otros caminos a través de la muerte.
EL DATO: El 17 de julio del de 2004 una resolución de la Beneficencia de Lima Metropolitana y Dirección General de Cementerios y Servicios Funerarios afirma que la autorización para el traslado de los restos de su hermano, le corresponde a Nelly Arguedas y no a Sybilla Arredondo

Friday, January 24, 2014

Uchuraccay, la verdad 31 años después

Viernes 24 de enero del 2014 | 6:18 am  TOMADO DE EL DIARIO EL MEN 

La verdad sobre Uchuraccay, 31 años después

Ocho periodistas, su guía y un campesino murieron el 26 de enero de 1983 a manos de comuneros de Uchuraccay, dijo la versión oficial, pero quedaron sombras sobre la verdad de esa masacre y, es más, aún no hay una explicación detallada, veraz y creíble por parte del Gobierno de lo que ocurrió en aquel paraje de la provincia de Huanta, Ayacucho, hace 31 años, en plena guerra interna entre el Estado y Sendero Luminoso. 

El director del diario El Men, Armando Campos, era enviado especial del diario "La República" en esa zona de guerra cuando ocurrió la matanza, y reveló detalles ocultos no registrados por la tristemente célebre Comisión Vargas Llosa, en una exposición dada en la Federación Peruana de Periodistas dentro de los actos conmemorativos por el 31 aniversario de los Mártires de Uchuraccay.
Autopsia irregular
"A mí me correspondió presenciar, de parte de la prensa nacional, las autopsias de los cadáveres de los colegas...

"No fueron autopsias completas, pues aparte de un médico de la Sanidad (Ejército), estaba el fiscal, un técnico y otro médico de un hospital, pero este último estaba apartado.
"Habían dos comandantes de la entonces Guardia Civil; uno de ellos era el comandante Armando Mellet Castillo quien tomaba fotos en una autopsia sin instrumental para extraer órganos, ni para hacer las pruebas químicas.
"No había ni agujas ni hilos para cerrar las partes que se abrieron (cerebro y tórax) por lo que tuve que salir de la morgue y comprar agujas y soguilla para coser costales.
"No había material médico adecuado ni en los hospitales ni en las farmacias de Huamanga.
" ‘En Lima se complementará las necropsias, me respondió el médico encargado", recordó Campos Linares.
Los puntapiés
Campos reveló con sorpresa que su nombre había sido reemplazado en el informe por el de un corresponsal de canal 5 y durante el proceso judicial en Lima, algunos familiares de los mártires de Uchuraccay "solicitaron a la sala incorporarme como testigo, pero nunca se lo aceptaron".
Un dato esclarecedor hallado por el entonces redactor de "La República", con nociones de criminalística, fue que los cadáveres de "Retto, De la Piniella y de Pedro Sánchez presentaban hematomas en todo el cuerpo...
"Pero sorprendente es que en sus piernas y costillas tenían huellas de puntapiés con claros vestigios de material sintético (residuos de caucho y de betún)...
"No precisamente calzado andino de la zona, sino de botas de suela gruesa, de cuero embetunado y hasta se pudiera haber medido las canaletas que presentan las botas militares...
"Todas esas huellas evidencian que los tres colegas se defendieron hasta los últimos instantes de su vida".
El informe
Según Armando Campos, si le aceptaban como testigo en el proceso del caso Uchuraccay, iba a presentar documentos que echarían por tierra las conclusiones de la Comisión Vargas Llosa, entre las cuales una indicaba que los pobladores de Uchuraccay eran analfabetos, semisalvajes, ignorantes.
"Yo obtuve y lo publiqué los certificados de notas de primaria de toda la población escolar de Uchuraccay y habría pedido, de haberme llamado al juicio, la testimonial de la profesora.
"En Uchuraccay siempre hubo una escuela primaria. Los certificados de notas se encuentran en Huamanga.
"No llamaron a juicio al comandante Armando Mellet Castillo, tampoco al técnico enfermero y menos al médico que realizó la primera autopsia".
Encubrimiento
Para el experimentado periodista, Mario Vargas Llosa representaba a la derecha, "el gobierno de aquel entonces, de derecha, los miembros de la comisión, de derecha, mientras que la mayoría de los periodistas asesinados eran de medios de prensa de izquierda...
"El tema era claro para ellos: no nos interesa la verdad, más aún cuando la mayoría de los periodistas masacrados no representan a la derecha, así de simple, llevando el tema al lado político...
“Pero la verdad histórica se impondrá a todas luces”, advirtió Campos
Linares.